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Foto del escritorClínica Psicoanalítica

IX JORNADA ACADÉMICA INTERNACIONAL

Actualizado: 20 ago 2021


Freud toma una de las siete tragedias de Sófocles como analogía paradigmática de uno de sus grandes hitos del desarrollo: el complejo de Edipo. Éste pasará a ser una de las piezas que dan descripción y origen a momentos fundantes del psiquismo. En ese sentido, es un concepto nodal en la historia del psicoanálisis. Se ha tomado como punto de partida para la conformación de afectos y estados de rivalidad dentro de la historia del neurótico. En una carta a Fliess en 1897 el tema ya es nombrado. No será hasta su propuesta en (1910) en las “Cinco conferencias sobre psicoanálisis” en donde al hablar del complejo nuclear este lo contrasta con el mito de Edipo Rey y con Hamlet al describir lo sustancial que era tomar en cuenta el incesto. Esto arrastra la argumentación en torno a las relaciones de los progenitores con sus hijos, las consecuencias y los caminos que estos pueden dar como resultado. A partir de esta formulación el mito irá tomando mayor cabida dentro de sus escritos enunciándolo como Complejo de Edipo dando así matiz a algunas de sus posteriores teorizaciones.

El complejo de Edipo marca una línea de comprensión dentro del psicoanálisis desde hace más de 100 años dando pauta a la segunda tópica freudiana y anudando formulaciones sobre el significado de la vida amorosa, el desarrollo de los modelos identificatorios, la diferencia sexual, la rivalidad y la misma construcción de las neurosis por nombrar algunos.

Sin dejar de preguntarnos qué es el Edipo desde sus conceptos y sus orígenes más primordiales como lo son en el orden de la literatura, creemos que es fundamental ahondar en los vericuetos que ha generado a lo largo de los años desde la crítica y cuestionamiento que parte de algunas miradas tanto psicoanalíticas como filosóficas, hasta nuevas lecturas que quizá ponen en disputa y dirigen las luces sobre la necesidad de la deconstrucción del complejo de Edipo como idea central dentro de la comprensión y el quehacer psicoanalítico.

El desarrollo del psicoanálisis, como bien lo señala Donald Meltzer en “Desarrollo Kleiniano I. Freud”, llega a tener mucha mayor visibilidad y frutos cuando se ve en la práctica dejando lo teórico como solo un acompañante. Sin embargo, al enfrentarnos a una práctica clínica cambiante por los giros históricos que van matizando los propios encuentros con nuestros pacientes, se dilucida la necesidad de poner a dialogar los conceptos ya explorados como lo es “El Edipo del psicoanálisis” con nuestra práctica clínica para repensar la niñez, la adolescencia y la forma que toma dentro de las sexualidades y las diversidades. Sin dejar pasar la importancia del cuestionamiento sobre su vigencia en la actualidad y llamar al encuentro de nuevos paradigmas que puedan dar mejor lectura y escucha al padecer y las diversas manifestaciones de la subjetividad actual.

Proponemos que en esta Jornada pueda verterse una aproximación, no sólo de lo que significa el Edipo para las concepciones y pronunciamientos habituales desde lo teorizado por Freud, sino también abrir la conversación para reflexionar los usos clásicos, contemporáneos y actuales dentro de la clínica.


IX JORNADA ACADEMICA INTERNACIONAL, "ENCRUCIJADAS DEL EDIPO: SEXUALIDADES"

19, 20 y 21 de Agosto 2021

Luis Hornstein

JUSTIFICACIÒN:

Eje 1: “El Edipo y las sexualidades: identificaciones ante la diversidad”

Desde el planteamiento sobre la diferenciación sexual Freud pudo dar cuenta de los arreglos que se logran en la vida del Neurótico al tomar como su principal salida la elección de objeto. La representación que marca el complejo de Edipo estableció una forma de ordenamiento para el cuerpo y la sexuación femenina o masculina colocando la pauta para modelos identificatorios y formas de organización mental.

Las lecturas que Freud dio sobre el mito del Edipo de Sófocles ha sido cuestionado. Por ejemplo, Elizabeth Roudinesco en su libro “La familia en desorden” se plantea la marca que deja el Edipo y que permite repensar la posición de cada uno de los participantes en la familia.

Desde lo postulado por Freud, la diferenciación sexual forma parte de las contribuciones que dan paso a la construcción psíquica como un camino universal, aunque no idénticamente transitado por todos. Sin embargo, algunas posturas contemporáneas han cuestionado la experiencia Edípica como determinística a la luz de las diversidades que encontramos hoy en las llamadas nuevas sexualidades. Estos cuestionamientos dentro de la conceptualización de la identidad y las vicisitudes del complejo Edípico nos ayudan a pensar que no todo está dicho en la teoría psicoanalítica, que el movimiento dentro del desarrollo psíquico y la construcción del yo es permanente y no se esboza de forma única y cerrada al término de la infancia o la adolescencia. El devenir del sujeto lo localiza como un sujeto no terminado en donde su género, su orientación sexual, y su diferenciación sexual biológica pueden escucharse y encontrar nuevos sitios en donde ser pensados y nombrados no sólo desde la filosofía, también encontrar un sitio dentro del psicoanálisis.

Es importante retomar las palabras de Dio Bleichmar (2011) y pensar que :

La diversidad de articulaciones entre el género y la orientación sexual que en épocas anteriores eran secretos de alcoba, en la actuali­dad se estudian, como diría Laplanche en el capítulo de "le sexuel", como la pluralidad más polimorfa.

Si bien la escucha permanece cómo algo propio del psicoanálisis el cuestionamiento de las bases fundamentales del aparato teórico Freudiano parecen inamovibles. La posición ante lo diverso nos llama la comprensión de nuevas formas identificatorias y de añadir, aparte del modelo de desarrollo libidinal propuesto por Freud, otras categorías dentro de lo primigenio y de nuevos paradigmas de construcción de la identidad desde el psicoanálisis.

Eje 2: "¿Qué es el Edipo? Perspectivas clásicas y contemporáneas"

La lectura de una tragedia griega puede invitar a enfrentar un mundo lleno de venganza y codicia. Repensar sobre su intrincada trama y las múltiples aristas que componen cada escena acompañadas de la profundidad de sus personajes. Nos centramos en esta oportunidad en una obra como la de “Edipo Rey” escrita por Sófocles hace más de 1500 años, como aquella en donde podemos situarnos como si fuese un cuento infantil o como bien lo vislumbró Freud, el corolario de diversos deseos antes sabidos pero no pensados.

La aproximación de experiencias a través de diversos relatos acompañan la realidad del sujeto y le brindan la oportunidad de divisar resoluciones diversas e inexploradas. Aunado a eso, la experiencia literaria puede facilitar la proyección de partes de sí mismo cuando el mundo real no le basta./ Como lo plantea Bettelheim los cuentos de hadas y aquellos mitos que se divisan como lejanos pueden aproximar y ayudar a comunicarse con la propia vida psíquica para poder hacer frente a diversas dificultades y colaborar con la elaboración de emociones incomprensibles en algún punto de la vida.

Freud no quedó ajeno ante la proximidad de las historias del orden de la literatura para extraer mitos y relatos que le ayudarán a dar explicación a sus descubrimientos. Uno de los grandes aportes a la teoría psicoanalítica es el “Complejo de Edipo”.

La primera vez que Freud hace referencia a Edipo, fue en una carta con fecha del 15 de octubre de 1897, en un intercambio con su amigo el Dr. Wilhelm Fliess. Freud había encontrado en sus pacientes pensamientos consistentes en amar a la madre y odiar al padre y viceversa, hasta ese momento eso no era un dato que podría extenderse. Años más tarde en su obra la Interpretación de los sueños en 1900 plantea la idea del psiquismo humano organizado en torno a la primera tópica. Es en ese momento cuando cita los deseos edípicos que aparecen de entrada y son parte del conflicto psíquico. Para validar esta hipótesis, Freud sustenta su teoría en la obra clásica de Sófocles “Edipo Rey”, obteniendo la explicación sobre el tipo de relación que el ser humano establece con sus progenitores.

Partiendo de la narrativa de Freud, diversos psicoanalistas comienzan a realizar una nueva lectura. Lacan realiza una estructura del complejo de Edipo que incluye nuevas variables. En 1997 en “La significación del Falo” menciona: “Si el deseo de la madre es el falo, el niño/a quiere ser el falo para satisfacerla”. Por su parte Melanie Klein amplía las ideas de aquel en lo que serán sus nuevas concepciones acerca de una situación edípica más temprana. De igual manera Claude Lévi-Strauss, en “Las estructuras elementales de parentesco”, cuestiona el “mito de origen” freudiano. La aparición del término arrogancia usado por Bion trae la lupa sobre una nueva forma de pensar aquel mito que en sus inicios sólo se leía como un hito lleno de rivalidad, para aumentar los significados extrapolados de la obra, como la ceguera psíquica y la estupidez.

El mito del Complejo de Edipo se ha visto sujeto a diversas interpretaciones influenciadas por la teoría psicoanalítica. Proponemos la exploración partiendo desde su origen en el orden de la literatura para pasar al vértice psicoanalítico y poder traer a cuenta la forma en que hoy se conceptualiza el antes “complejo nuclear” y la lectura contemporánea que puede dársele en nuestros días.

Eje 3: “El Edipo: masculinidades y feminidades”

No queremos afirmar que el psicoanálisis haya revelado los secretos últimos de la vida psíquica. Pero si ha derribado, por así decirlo, la puerta que conduce a esta vida interior y nos ha permitido conocer ciertas cosas situadas cerca de esta puerta. El psicoanálisis, ha arrojado algo de luz sobre esta oscuridad y podemos distinguir los contornos de varias cosas. Es posible que más esfuerzos revelen que no hemos comprendido correctamente la forma de estas cosas. Esperar que ciertos aspectos de nuestras representaciones actuales inevitablemente sufran modificaciones, no debería impedirnos usarlas.

El planteamiento freudiano acerca del origen de la diferencia entre los sexos y la construcción de la masculinidad/feminidad en los seres humanos ha sido objeto de controversia en el psicoanálisis a lo largo del siglo XX, más exactamente a partir de los años veinte, en los que Freud (1923) teoriza la fase fálica y su preeminencia para la comprensión de la identidad sexual de niños y niñas. Ahora bien, una de las dificultades que Freud nos deja es la de haber tomado el sexo biológico como fundamento para la identidad masculina o femenina.

En Francia, Jacques Lacan, habría operado un cambio de rumbo, al hacer una lectura más simbólica y menos biológica de lo fálico en la teoría psicoanalítica, pero sosteniendo la preeminencia del falo como significante de la identidad. El problema es que, en la obra de Lacan, el binomio fálico-castrado se mantenía en pie y, por tanto, la feminidad quedaba signada como aquello que no se puede inscribir simbólicamente. Pese a la complejidad de muchos de los análisis de Lacan, de los que no podemos ocuparnos aquí, es preciso señalar que su teoría sobre lo masculino y femenino vuelve a erigirse sobre un símbolo, el falo, que siempre va a tener un referente anatómico. De esta forma una niña se convierte en mujer como el niño se convierte en hombre al cruzar y más o menos liquidar el Edipo. La autonomía financiera de las mujeres menos infantilizadas y la extensión del psicoanálisis hoy les da la posibilidad de cumplir el destino que elijan con mayor facilidad. En cuanto al término feminidad, designa principalmente la mascarada fálica más o menos sutil de la seducción femenina, según el término propuesto por Joan Riviere en 1929. De hecho, es el velo más o menos histérico que se arroja sobre la falta (el de la castración). El hombre enfrentado a su deseo por una mujer, puede así concentrarse en los signos externos de la feminidad para tranquilizarse sobre la amenaza perpetuamente subyacente de su castración bien enterrada. Así con la noción de feminidad volvemos a la dimensión edípica tratable con el psicoanálisis.

Queda también la comprensión de “continente oscuro (continente negro)” de la vida sexual de la mujer que así formula Freud en 1926. Donde se trata de lo femenino como enigma más oscuro que el del Edipo: lugar de un país psíquico marcado por lo desconocido y la extrañeza. Para Freud “el continente negro” se convierte en el lugar de la “roca original” del gran enigma de la sexualidad “que Freud nombra para ambos sexos”. El rechazo de lo femenino, es el rechazo de una posición pasiva para el hombre y, para la mujer, la aspiración a la virilidad, que él llama “envidia del pene”. Sin embargo, para Freud, este “rechazo de lo femenino” para ambos sexos, no puede ser “otra cosa que un hecho biológico”. El entramado de concepciones sobre lo que define lo masculino y lo femenino a través de la historia y el entendimiento teórico de lo psicoanalítico nos deja frente a una pregunta y a una dicotomía que en los albores de la posmodernidad tiñen la necesidad de poner a dialogar ¿Qué es lo masculino y lo femenino para el psicoanálisis hoy? ¿Qué vigencia tienen las concepciones heredadas por Freud?

Eje 4: “La Infancia y la adolescencia frente a las sexualidades”

Para hablar de infancia y adolescencia es importante pensar en el recorrido histórico y la consideración sobre la categoría en el orden antropológico, ambas son consideradas categorías introducidas y visibilizadas a partir del siglo XVII. La contemplación de los niños no era tomada en cuenta más dentro de la organización social, se les identificaba como una fuerza más de trabajo y la incorporación de la infancia como categoría dentro del desarrollo del humano trajo consigo un cambio de estatus para su comprensión dando la pauta para que las formas de entender y de estudiar a este sector sean desde diversos criterios como los antropológicos, los psicológicos y los sociales. (González, 2000: 18).

Conceptualizar la infancia y la adolescencia dentro del psicoanálisis ha sido una tarea ardua. Freud dio luz hacia la comprensión de la infancia como un periodo en donde no se estaba inerme a lo que pasaba en los vínculos y los deseos sexuales, marcando una diferencia entre lo estrictamente gential y la sexualidad. Dio cabida a pensar que lo sexual es inherente a todo sujeto sin importar edad o condición dejando a la sexualidad como una característica intrínseca por el hecho de estar vivo. La propuesta Freudiana sobre el desarrollo libidinal da cuenta de un camino a recorrer en los primeros años de vida sostenido por las diversas experiencias de gratificación y erogenización del cuerpo, estas experiencias se entraman con la experiencia emocional y psicológica aperturando en cada año de vida el camino del desarrollo mental hacía la vida genital adulta otorgando diversos mecanismos y formas de vinculación. Participando activamente, el avance pulsional se formula sobre la vida sexual de los humanos y entabla una forma de comprensión sobre la organización psíquica y sexual. La unión aparentemente indivisible, en donde la infancia pasa a formar un área de construcción, singulariza desde la elección de objeto hasta la forma en que se evidenciara la sexualidad adulta desde la comprensión clásica.

Según Freud el complejo de Edipo es vivido en su período entre los tres y cinco años de edad, durante la fase fálica: su declinación señala la entrada en el período de latencia. El encuentro con otros objetos y la experiencia que trae en consecuencia, como el complejo de castración y la envidia del pene durante la infancia, experimenta una reviviscencia durante la pubertad y es superado, con mayor o menor éxito dentro un tipo particular de elección de objeto quedando como el sitio en donde se dibuja un intento de reedición edípica de aquel primer encuentro -llamada así por algunos como Arminda Aberastury o Peter Bloss- en donde la repetición de aquellos complejos y deseos propuestos por Freud reaparecen invocados por el encuentro de otros cuerpos y la experiencia psíquica grupal.

Diversos autores en los albores de la modernidad se acercan al cuestionamiento de la concepción de la sexualidad dentro del psicoanálisis clásico. Judith Buttler cuestiona las definiciones que se han dado a lo largo del último siglo al establecer que las etiquetas y toda la construcción de categorías es heredada y no cuestionada. La nominación de una sola concepción sobre la sexualidad y la forma en que se formula sobre los cuerpos de infantes y adolescentes nos abre la posibilidad para repensar en los tiempos modernos en donde parece que el movimiento gira en torno a un ordenamiento y origen distinto. La reformulación del encuentro de los infantes y los que se hallan dentro de la categoría de adolescentes con el mundo de su propia apropiación sexual orillan a que observemos, desde nuevos faros que den luz, concepciones novedosas y repensemos las ya establecidas en sus orígenes del psicoanálisis como el complejo nuclear y los basamento de nuestra teoría. Es imprescindible pensar que la sexualidad sigue siendo un punto nodal para el encuentro del pensamiento psicoanalítico pero ¿De qué forma se encuentran atravesados los infantes y adolescentes por las sexualidades hoy? ¿Es importante cambiar el paradigma primigenio establecido por Freud para dar cabida a las nuevas representaciones de la sexualidad de los infantes hoy?

En esta mesa trataremos de abordar si existe el complejo edípico como formador y constitutivo de la historia inicial y el actual posicionamiento y su lectura. Preguntándonos ¿Qué y desde donde les lleva a una nueva elección pulsional de su sexualidad?

Mesa Clínica.

"El conocimiento tiene como primera virtud su capacidad de enfrentarse a lo que no es evidente". (Jacques Lacan).

Proponer un espacio que invite al conocimiento siempre va a generar expectativas respecto a lo que se va a decir, y creo que, eso es una parte de lo verdaderamente importante, es claro recalcar que al mismo Freud le paso hace ya mas de 100 años a la hora de escribir sus casos clínicos como: “Fragmento de un análisis de un caso de histeria (Dora) en 1905, “A propósito de un caso de neurosis obsesiva (Hombre de las ratas) en 1909, Análisis de la Fobia de un niño de cinco años(Pequeño Hans) en 1909 y De la historia de una neurosis infantil (El hombre de los lobos) en 1918.

En 1909 Freud habló por primera vez del juego en el niño: lo compara con la creación poética. El niño crea mediante el juego un mundo suyo o, más exactamente, reordena las cosas de ese mundo en relación a su idea. El juego posibilita pasar de la pasividad a la actividad, permitiendo un juego libre, un juego creativo que ocupa un espacio y un tiempo. Presentar información respecto a los pacientes siempre puede generar prejuicios respecto a la confidencialidad y privacidad, lo que se busca es sostener una escucha que permita compartir y alimentar un caso clínico a partir de la creatividad, la experiencia y el espacio psicoanalítico como medio de expresión de lo que el día de hoy nos acerca a la jornada académica.

Es importante señalar que no se trata de una demostración de una supervisión clínica, sólo una invitación al análisis de lo que pasa allá dentro después de que se cierra la puerta del consultorio, específicamente en este caso, en el cuarto de juego. Winnicott comentó que “Jugar es hacer” yo los incito a “Escuchar para hacer”. Permitan que su curiosidad científica y analítica nos acompañe a una aventura en el mundo de lo inconsciente, descubriendo los terrenos de la sexualidad infantil, en la travesía del Edipo, en la señalización del simbolismo y en el tesoro mnémico del deseo.









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